El proyecto educativo es clave para escoger un jardín infantil

Además de ver los estándares de seguridad o higiene, los expertos recomiendan que los papás evalúen la calidad educativa del establecimiento, para que éste no sea sólo una guardería.

 

«¡Es un estrés!», dice Andrea (29 años) cuando le preguntan por la búsqueda del jardín infantil para su primer hijo. «Como mamá quieres asegurarte de que traten bien a tu niño, que esté seguro, pero que también aprenda y lo estimulen».

 

Luego de visitar muchos lugares distintos y pedir miles de referencias entre sus conocidos, logró dar con uno que hoy la tiene feliz. «Es que hay tanta oferta y publicidad que a veces uno se marea y no sabe cómo escoger», añade.

Es que elegir el primer parvulario de un niño no es tarea fácil, menos cuando el sistema preescolar privado no cuenta con una regulación ni con fiscalizaciones ni certificación de calidad.

«En rigor, hoy cualquier persona puede ir a la municipalidad y pedir permiso para construir un jardín», reconoce Ximena Ossandón, vicepresidente de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji).

De hecho, la Junji certifica estándares de seguridad y calidad educativa en su red de jardines y en instituciones privadas que voluntariamente quieran someterse al proceso.

«Aunque no es obligatorio, el que un jardín tenga el empadronamiento de Junji es un sello de garantía que los padres deberían pedir, porque eso les da la tranquilidad de que todo está en regla. Además, se somete a fiscalizaciones periódicas», añade Ossandón.

Proyecto educativo

Aunque aún no hay un sistema que regule todo el universo de jardines y la mayoría de las iniciativas al respecto se han quedado en proyectos piloto, el tema de la educación temprana ha cobrado relevancia a nivel mundial.

Claudia Lagos, directora de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Diego Portales, dice que hoy todos los estudios demuestran que la educación inicial es fundamental para el desarrollo futuro del niño, y un jardín infantil debe responder a esto.

«La educación parvularia es un nivel educativo en sí mismo, que tiene sus objetivos propios; no es una instancia para que el niño se entretenga, ni tampoco una especie de preuniversitario para entrar al colegio», asegura Lagos.

Y aunque reconoce que la oferta actual es amplia y variada, cree que el rol de los padres debe ser más activo en esta etapa.

Estilo propio

Hoy el Ministerio cuenta con un currículo de educación parvularia que muestra los aprendizajes esperados, los mapas de progresos y los programas pedagógicos.

«Es fundamental que los apoderados los conozcan para que puedan exigir. Muchas veces las expectativas de los padres pasan sólo por el buen trato de las tías, que si bien es importante, no es lo único. Un clima de afectividad debe promover buenos aprendizajes en los niños», dice Lagos.

Esto no quiere decir que todos los jardines deban ser cortados por la misma tijera. Al igual que los colegios, cada uno tiene su sello y proyecto propio.

Así, por ejemplo, se puede escoger entre instituciones con enfoques Montessori, otros más artísticos, religiosos o centrados en el deporte.

«Lo importante es que ese proyecto educativo exista por escrito y sea claro», explica Paula Riesco, directora de Estudios de Educación de Párvulos de la Universidad de Los Andes.

Y para comprobar que ese proyecto se cumpla, recomienda una visita en terreno. «El papel aguanta todo, así que el papá tiene que recorrer las salas, ir varias veces y ver si realmente se trabaja con una estructura, planificaciones y si a los niños se les incentiva la creatividad, las habilidades matemáticas, el deporte, los hábitos, la música, etcétera», dice.

Además, es relevante que cada papá evalúe cuál estilo se ajusta más a sus expectativas y también a las características del niño.

Estándares para las educadoras

El Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), de la Universidad de Chile, está elaborando estándares para la formación inicial de educadoras de párvulos por encargo del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas del Ministerio de Educación.

«Estamos trabajando con un amplio conjunto de instituciones que imparten la carrera, porque queremos construir los estándares a partir de una visión nacional sobre lo que se considera una profesional de excelencia», explica Marcela Pardo, directora del proyecto e investigadora asociada del CIAE.

Los estándares forman parte del programa Inicia, del Mineduc, y serán la base para construir un instrumento de evaluación de egreso. Estarán listos en septiembre de 2011.

Qué pedir?

Un proyecto educativo claro y por escrito.
Planes curriculares acordes con lo sugerido por el Mineduc.
Empadronamiento de la Junji al día.
Espacios seguros y limpios.
Educadoras con título profesional o técnico.
Sistemas de evaluación de logros y evolución.

Dónde poner atención

«El mejor indicador para medir si un jardín es bueno es la mirada de tu hijo, porque cada niño es diferente. Si se ve contento, interesado, curioso; si se nota que está aprendiendo y recibiendo cariño, está bien. Eso los papás lo pueden medir».
XIMENA OSSANDÓN
Vicepresidenta de Junji.

«Los niños aprenden por medio del juego, pero es importante que los papás observen si los niños van al jardín sólo a pasar el tiempo y a entretenerse o si ese juego tiene una intencionalidad educativa consciente de parte de las educadoras».
PAULA RIESCO Universidad de los Andes.

«Hay que fijarse en que el niño tenga un rol activo en el aprendizaje. Si llega con una flor para el Día de la Madre, que no sea hecha por la tía. Y que lleguen a la casa con una actitud mental alerta, que se note que la tía lo ha estado desafiando».
CLAUDIA LAGOS Universidad Diego Portales.

Fuente: El Mercurio

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