Especialistas de la Universidad Western Sydney, de Australia, explican cómo ha funcionado esta fórmula que distribuye el liderazgo entre todos.
Cuando se trata de la educación de un preescolar, todos los que rodean a ese niño son responsables. De esa premisa parte el «liderazgo distributivo» aplicado en el programa Futuro Infantil Hoy, que lleva adelante Fundación Minera Escondida con la asesoría de profesionales de la Universidad Western Sydney, Australia.
Michael Singh y Steve Wilson, dos de los académicos involucrados en este trabajo, estuvieron en Chile para participar de las actividades de la Red de Escuelas Líderes de Educación de Calidad contra la Pobreza, iniciativa que es impulsada por El Mercurio, Fundación Chile y Fundación Minera Escondida.
En la oportunidad, ellos pudieron explicar a directores y profesores, el concepto de liderazgo distributivo, «que permite que todos se den cuenta del rol que cada uno cumple y cómo es necesario de que lo ocupen para lograr el objetivo final, que es mejorar la calidad de la educación de su niños», explica Singh, del Centro de Investigación Educacional de esa universidad.
Todos responsables
¿Cómo funciona? En los jardines Junji e Integra de Antofagasta -socios del programa Futuro Infantil Hoy- todos aprenden a ser líderes: la directora del centro preescolar, las educadoras, las auxiliares y también los padres de los niños. «Esto permite un aumento del sentido de pertenencia: eres parte del trabajo, puedes proponer ideas y lograr cambios», añade Steve Wilson, profesor asociado de la Escuela de Educación de la U. Western Sydney.
El aprendizaje implica capacitar a todos los involucrados, sin distinción alguna. Para eso se animó a directoras, educadoras, auxiliares y padres a hacer preguntas y debatir, para que lograr comprender los puntos de vista.
La principal dificultad a la hora de aplicar este tipo de liderazgo -asegura Wilson- es la resistencia de quienes detentan el poder a compartirlo. «Las directoras preguntaban al comienzo ¿y para qué estoy yo acá?, porque sentían que se les estaba cuestionando», dice.
Para solucionar este problema, se les explicó que en realidad se trataba de «compartir las responsabilidades», de usar el cuestionamiento o debate de las ideas como una buena forma de llegar a acuerdos y de comprometer a todos por una causa común: los niños.
«El proyecto en Antofagasta», describe Wilson, «ha generado que las madres se den cuenta de que pueden enseñar a los niños en las actividades cotidianas, como la ida al supermercado».
Al final, concuerdan los investigadores, el programa no sólo ha mejorado la calidad de la educación de los preescolares. También creó líderes distintos, para las familias y la comunidad.
Experiencia
«Es importante que los líderes formales inspiren y den espacio a los informales, porque de esa manera crean nuevos liderazgos. Y también, porque un buen líder busca y promueve talentos que lo acompañen y le ayuden a construir. En Australia hay colegios que han entendido bien esto».
STEVE WILSON. Académico U. Western Sydney
«El liderazgo distributivo es capaz de generar poder y ayuda a la interacción de entidades del Estado, privadas, servicios públicos y todos los que pueden intervenir en la educación de los niños en una escuela».
MICHAEL SINGH. Académico del Centro de Investigación Educacional de la U. Western Sydney
Fuente: El Mercurio
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